Pre-estreno:
Luces rojas (2012), Rodrigo Cortés
Mucha expectación ante el nuevo trabajo del director de Buried (Enterrado). Sin duda, expectación ganada a pulso después de tan genial realización y montaje. Pero todo se olvida en el momento de apagarse las luces (del color que sean) y empezar la proyección.
Es dificilísimo mantener el listón tras un primer super hit mundial, aunque para esta ocasión haya contado con recursos mayúsculos, sobretodo su casting. No me ha defraudado, pero me ha faltado algo que sí reconoces en algunas películas y que te permite saborearlas días después de su visionado: el alma.
Su factura responde milimétricamente al prototipo de producto internacional serio y ambicioso. El guión maneja con precisión los movimientos de sus personajes en relación a nuestra expectativa. Muy bien dosificada la gestión de información con respecto a su aparición y nuestro conocimiento de los mismos. Por supuesto, huelga hablar a estas alturas de una producción convincente atendiendo al más que demostrado talento de nuestros nuevos directores.
Un claro riesgo del que partía era gestionar el escabroso y controvertido tema de la actividad paranormal enfrentada a la ciencia sin que el espectador pierda el tren. A mitad del film está a punto de perderlo, pero sabe recuperarlo justo antes de que corra peligro nuestra implicación.
Por una de esas casualidades, estoy trabajando en un proyecto de largometraje que mucho tiene que ver con una constante de la peli: plantearnos cómo diferenciar la realidad de lo que no lo es. Parece estúpido de entrada, pero para discernirlo resulta que tenemos uno de los instrumentos más perfectos e imperfectos a la vez: el cerebro.
Se lanzan muchas preguntas y razonamientos bien sembrados e integrados en la historia. Pero cuando llega a su desenlace nos invade una sensación que no es trivial de describir. Vale, ¿y?
Ahí es donde echo en falta el alma. En otras palabras: empatía con el protagonista. Creo que convence muy hábilmente de muchas cosas que nos deberían provocar reflexiones sobre nuestra manera de ver el mundo, más allá de la simple ficción y/o entretenimiento de ver una peli. Pero si a la peli nos ceñimos, ese final no me ha arrojado luz.
PARA: disfrutar de un poderoso thriller de look made in USA pero made in Spain
ABSTENERSE: quien prefiera la idea contemporánea de cine independiente
La vida es un guión que unos leen y otros interpretan, pero que sólo tú escribes. Está en tu mano.
lunes, 27 de febrero de 2012
Luces Rojas
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sábado, 25 de febrero de 2012
El nuevo mundo
DVDteca:
El nuevo mundo (2005), Terrence Malick
Ignoro si la reciente obra mayúscula de Malick se empezó a fraguar o no durante éste, su anterior film, pero bien podría haber sido así. Este mágico canto a una vida en harmonía con la naturaleza recuerda en muchos momentos, especialmente durante su primer tercio, a la hipnótica El árbol de la vida. Casualidad o no, en un instante del film una mujer insiste en que debemos vivir como lo hace el árbol, que aun atacando sus raices o cortándole una rama se abre paso a la vida.
Tampoco sé porqué habrá recurrido a un cuento como Pocahontas, pero me lo puedo imaginar. Por el hecho de conocer la historia (quien más quien menos) el espectador debería empaparse más del viaje en sí mismo. Un viaje del todo absorbente. Con un elemento omnipresente: el agua. Procedentes de un oceano solo apuntado, la historia se recrea en detalles alrededor de un río. El río de la vida. Un paraíso.
Y con este paraje como auténtico protagonista de la película, Malick no escatima en mensajes que lo único que persiguen es hacernos reflexionar sobre lo maravillosa que puede ser la vida si nos integramos plenamente en ella, con ánimo exclusivamente de vivir y convivir, con los nuestros y con nuestro entorno.
La belleza y fuerza de las imágenes y voces del primer tercio son embriagadoras. Hasta el punto de que cuando el personaje de Colin Farrell vuelve al fuerte el contrapunto es notable. El efecto que provoca en nosotros ver las cabañas de madera y el barro del terreno es el de estar viendo cemento y asfalto.
La única lástima, en mi opinión, es la incursión del final en el viejo mundo. Se la podría haber ahorrado. Casi se podría incluso haber insinuado sin mostrarse. Ya sé que parece una locura, pero es que uno se abandona sin darse cuenta a esa idea de pureza, del ansiado edén. En pleno delirio durante el visionado puedes llegar incluso a fantasear pensando que algún día deberíamos tener derecho a ese nuevo mundo. A volver a prescindir de todos los cables que nos rodean y que estrangulan nuestra consciencia para poder formar parte del mundo de una manera más natural.
PARA: cualquiera que pueda conmoverse con un paisaje o con una imagen
ABSTENERSE: los que crean que una peli sólo se disfruta por su argumento
El nuevo mundo (2005), Terrence Malick
Ignoro si la reciente obra mayúscula de Malick se empezó a fraguar o no durante éste, su anterior film, pero bien podría haber sido así. Este mágico canto a una vida en harmonía con la naturaleza recuerda en muchos momentos, especialmente durante su primer tercio, a la hipnótica El árbol de la vida. Casualidad o no, en un instante del film una mujer insiste en que debemos vivir como lo hace el árbol, que aun atacando sus raices o cortándole una rama se abre paso a la vida.
Tampoco sé porqué habrá recurrido a un cuento como Pocahontas, pero me lo puedo imaginar. Por el hecho de conocer la historia (quien más quien menos) el espectador debería empaparse más del viaje en sí mismo. Un viaje del todo absorbente. Con un elemento omnipresente: el agua. Procedentes de un oceano solo apuntado, la historia se recrea en detalles alrededor de un río. El río de la vida. Un paraíso.
Y con este paraje como auténtico protagonista de la película, Malick no escatima en mensajes que lo único que persiguen es hacernos reflexionar sobre lo maravillosa que puede ser la vida si nos integramos plenamente en ella, con ánimo exclusivamente de vivir y convivir, con los nuestros y con nuestro entorno.
La belleza y fuerza de las imágenes y voces del primer tercio son embriagadoras. Hasta el punto de que cuando el personaje de Colin Farrell vuelve al fuerte el contrapunto es notable. El efecto que provoca en nosotros ver las cabañas de madera y el barro del terreno es el de estar viendo cemento y asfalto.
La única lástima, en mi opinión, es la incursión del final en el viejo mundo. Se la podría haber ahorrado. Casi se podría incluso haber insinuado sin mostrarse. Ya sé que parece una locura, pero es que uno se abandona sin darse cuenta a esa idea de pureza, del ansiado edén. En pleno delirio durante el visionado puedes llegar incluso a fantasear pensando que algún día deberíamos tener derecho a ese nuevo mundo. A volver a prescindir de todos los cables que nos rodean y que estrangulan nuestra consciencia para poder formar parte del mundo de una manera más natural.
PARA: cualquiera que pueda conmoverse con un paisaje o con una imagen
ABSTENERSE: los que crean que una peli sólo se disfruta por su argumento
viernes, 24 de febrero de 2012
Oscars 2012
Oscars 2012, diez nominadas
10 películas comentadas en este blog han sido nominadas a los próximos Oscars en una o más categorías. Como es obvio, faltan varias por ver y creo que la próxima será La invención de Hugo, de Don Scorsese.
No voy a entrar mucho en pronósticos, pero parece que será The Artist la que se lleve el gato al agua. ¿Preferencias? pues sí, por pedir que no quede. Rompo una lanza en favor de la inigualable El árbol de la vida.
De momento, os dejo con estas diez.
1. The Artist, 9 nominaciones
10 películas comentadas en este blog han sido nominadas a los próximos Oscars en una o más categorías. Como es obvio, faltan varias por ver y creo que la próxima será La invención de Hugo, de Don Scorsese.
No voy a entrar mucho en pronósticos, pero parece que será The Artist la que se lleve el gato al agua. ¿Preferencias? pues sí, por pedir que no quede. Rompo una lanza en favor de la inigualable El árbol de la vida.
De momento, os dejo con estas diez.
1. The Artist, 9 nominaciones
- Película
- Director
- Actor
- Actriz de reparto
- Guión original
- Banda sonora original
- Fotografía
- Dirección de arte
- Vestuario
- Película
- Director
- Actor
- Guión adaptado
- Montaje
- Película
- Director
- Guión original
- Dirección de arte
- Película
- Director
- Fotografía
- Actor
- Guión adaptado
- Banda sonora original
- Actriz
- Maquillaje
- Guión original
- Pelicula extranjera
- Edición de sonido
- Vestuario
- Banda sonora original
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miércoles, 22 de febrero de 2012
El topo
Cartelera:
El topo (2011), Tomas Alfredson
Adaptar una novela del Sr. John Le Carré es un reto mayúsculo. Servicios secretos, espias, identidades, localizaciones, fechas, lo que se ve, lo que no se ve... lo que no se ve. Un topo es uno de los simbolos por excelencia de lo opaco, lo oculto. Urdir un guión así para que quepa en un largometraje es igual de complicado que desenmascarar al susodicho.
Qué buenos son los británicos cuando se proponen realizar un proyecto poderoso. Actorazos para empezar. Gary Oldman siempre ha sido un artista descomunal, de esos que intimidan. En esta ocasión lo borda en el papel del flemático Smiley, con un registro en las antípodas de sus clásicos papeles histriónicos. Está muy bien acompañado, además, de un buen elenco de compañeros.
Pero puestos a resaltar, hay un aspecto del film que considero verdaderamente impresionante: la dirección artística. Es memorable la ambientación de los interiores en plenos 70's. Uno se siente respirando literalmente en esa época y en esos círculos.
Lo que la peli no puede evitar es su pausado ritmo. No faltarán los comentarios de turno sobre si es lenta, aburrida, etc. No podré estar más en desacuerdo. De lo que se trata es de reproducir sensaciones que proceden de miradas, provocadas por tensiones cimentadas en desconfianza, de ambientes en los que uno no sabe de quien fiarse, de instantes que cortan la respiración si tu vida está en juego. Probablemente, los que defiendan lo anterior tendrán en su casa la colección completa en versión extendida deluxe blue ray de la saga de Misión Imposible de Tom Cruise.
Ésta es una obra cuidada, tejida artesanalmente con hilo fino. Compleja, porque los asuntos de espionaje e identidades dobles lo eran. No por casualidad el mencionado autor de la novela formó parte realmente del servicio secreto británico.
No se puede ir a ver esta película cansado. Es un cuadro preciosista que exige ser observado de cerca, con absoluta atención y colírio en la mano: si parpadeas te pierdes la mitad.
PARA: los que disfrutan con el cine inteligente de espionaje
ABSTENERSE: los que ahora hayan pensado en James Bond
El topo (2011), Tomas Alfredson
Adaptar una novela del Sr. John Le Carré es un reto mayúsculo. Servicios secretos, espias, identidades, localizaciones, fechas, lo que se ve, lo que no se ve... lo que no se ve. Un topo es uno de los simbolos por excelencia de lo opaco, lo oculto. Urdir un guión así para que quepa en un largometraje es igual de complicado que desenmascarar al susodicho.
Qué buenos son los británicos cuando se proponen realizar un proyecto poderoso. Actorazos para empezar. Gary Oldman siempre ha sido un artista descomunal, de esos que intimidan. En esta ocasión lo borda en el papel del flemático Smiley, con un registro en las antípodas de sus clásicos papeles histriónicos. Está muy bien acompañado, además, de un buen elenco de compañeros.
Pero puestos a resaltar, hay un aspecto del film que considero verdaderamente impresionante: la dirección artística. Es memorable la ambientación de los interiores en plenos 70's. Uno se siente respirando literalmente en esa época y en esos círculos.
Lo que la peli no puede evitar es su pausado ritmo. No faltarán los comentarios de turno sobre si es lenta, aburrida, etc. No podré estar más en desacuerdo. De lo que se trata es de reproducir sensaciones que proceden de miradas, provocadas por tensiones cimentadas en desconfianza, de ambientes en los que uno no sabe de quien fiarse, de instantes que cortan la respiración si tu vida está en juego. Probablemente, los que defiendan lo anterior tendrán en su casa la colección completa en versión extendida deluxe blue ray de la saga de Misión Imposible de Tom Cruise.
Ésta es una obra cuidada, tejida artesanalmente con hilo fino. Compleja, porque los asuntos de espionaje e identidades dobles lo eran. No por casualidad el mencionado autor de la novela formó parte realmente del servicio secreto británico.
No se puede ir a ver esta película cansado. Es un cuadro preciosista que exige ser observado de cerca, con absoluta atención y colírio en la mano: si parpadeas te pierdes la mitad.
PARA: los que disfrutan con el cine inteligente de espionaje
ABSTENERSE: los que ahora hayan pensado en James Bond
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Elisa K
DVDteca:
Elisa K (2010), Judith Colell y Jordi Cadena
Una de las dicotomías que nunca ha dejado ni dejará de ocuparnos es la que se da entre fondo y forma. Para nada quiero dar a entender que exista un debate entre una y otra, entre una u otra. Evidentemente, lo ideal es que convivan lo máximo posible. Sin duda, las obras maestras siempre lo son por cómo combinan ambos aspectos. Para nuestra desgracia, vivimos una época en la que la forma lo es todo. Mientras que el fondo debe estar muy al fondo de nuestras preocupaciones, porque muchas veces brilla por su ausencia.
Ésta es una película arriesgada. Bastante arriesgada. Guión adaptado de su codirector y dirección de la actual vicepresidenta de la Academia de cine, se atreve a tocar un tema complejísimo, como la violación, siempre que se quiera tratar honestamente y sin efectismos. Y se arriesga doblemente al abordarlo de una forma poco convencional, cinematográficamente hablando. En mi opinión, sale airosa a medias.
Está secamente partida en dos, como la vida de su protagonista. Y utiliza un formato muy particular para su parte inicial: blanco y negro, cámara fija guardando las distancias y una interminable voz en off masculina, de alguien no perteneciente a la historia. Esa voz es sin duda un elemento que marca a fuego la forma de la peli. Le imprime una frialdad y un sello tan característico como, a mi entender, innecesario. No sé qué es lo que pretendía conseguir, pero es ciertamente erosionante para el espectador.
La segunda parte hace que la frialdad contenida de la primera explote a modo de paralelismo con la vida y el trauma de su protagonista. Más que notable trabajo de Aina Clotet, una actriz joven pero con visible experiencia. Lo que no acabo de entender es por qué la peli acaba donde acaba. ¿Hubo algun problema? Lo que su protagonista afronta opino que daba perfectamente para 10 min más en los que pudiesemos afrontar con igual verosimilitud la superación de ese proceso.
Así que notable en el fondo y muy interpretable en la forma. No por casualidad debió ganar el premio del jurado en San Sebastián 2010. Aunque ya hemos hablado de lo controvertidos que suelen ser los premios.
Lo que es una pena es que la estupidez y estrechez de miras de muchos seres humanos no les permita abrirse más a incluir ejercicios como éste para hacer algo tan recomendable como reflexionar y debatir con los tuyos. Y lo digo por energúmenos innombrables que escriben sandeces (que no son ni comentarios) que a buen seguro los retratan en su fondo, y espero que no en su forma.
PARA: abiertos a descubrir nuevos formatos
ABSTENERSE: consumidores exclusivos del formato fílmico convencional
Elisa K (2010), Judith Colell y Jordi Cadena
Una de las dicotomías que nunca ha dejado ni dejará de ocuparnos es la que se da entre fondo y forma. Para nada quiero dar a entender que exista un debate entre una y otra, entre una u otra. Evidentemente, lo ideal es que convivan lo máximo posible. Sin duda, las obras maestras siempre lo son por cómo combinan ambos aspectos. Para nuestra desgracia, vivimos una época en la que la forma lo es todo. Mientras que el fondo debe estar muy al fondo de nuestras preocupaciones, porque muchas veces brilla por su ausencia.
Ésta es una película arriesgada. Bastante arriesgada. Guión adaptado de su codirector y dirección de la actual vicepresidenta de la Academia de cine, se atreve a tocar un tema complejísimo, como la violación, siempre que se quiera tratar honestamente y sin efectismos. Y se arriesga doblemente al abordarlo de una forma poco convencional, cinematográficamente hablando. En mi opinión, sale airosa a medias.
Está secamente partida en dos, como la vida de su protagonista. Y utiliza un formato muy particular para su parte inicial: blanco y negro, cámara fija guardando las distancias y una interminable voz en off masculina, de alguien no perteneciente a la historia. Esa voz es sin duda un elemento que marca a fuego la forma de la peli. Le imprime una frialdad y un sello tan característico como, a mi entender, innecesario. No sé qué es lo que pretendía conseguir, pero es ciertamente erosionante para el espectador.
La segunda parte hace que la frialdad contenida de la primera explote a modo de paralelismo con la vida y el trauma de su protagonista. Más que notable trabajo de Aina Clotet, una actriz joven pero con visible experiencia. Lo que no acabo de entender es por qué la peli acaba donde acaba. ¿Hubo algun problema? Lo que su protagonista afronta opino que daba perfectamente para 10 min más en los que pudiesemos afrontar con igual verosimilitud la superación de ese proceso.
Así que notable en el fondo y muy interpretable en la forma. No por casualidad debió ganar el premio del jurado en San Sebastián 2010. Aunque ya hemos hablado de lo controvertidos que suelen ser los premios.
Lo que es una pena es que la estupidez y estrechez de miras de muchos seres humanos no les permita abrirse más a incluir ejercicios como éste para hacer algo tan recomendable como reflexionar y debatir con los tuyos. Y lo digo por energúmenos innombrables que escriben sandeces (que no son ni comentarios) que a buen seguro los retratan en su fondo, y espero que no en su forma.
PARA: abiertos a descubrir nuevos formatos
ABSTENERSE: consumidores exclusivos del formato fílmico convencional
viernes, 17 de febrero de 2012
Shame
Estrenos:
Shame (2011), Steve McQueen
Ya es difícil hoy en día meterse en un cine a ver una peli sin saber absolutamente nada de su trama. Especialmente, si ha sido reconocida fuera y/o premiada. Con esta lo he conseguido. Hombre, el cartel algo dice, pero no aclara nada evidentemente. Sí me apetecía volver a ver al Sr. Fassbender, que me ha gustado en recientes films.
La verdad es que es una de esas películas que cíclicamente entran en el controvertido club de las "polémicas", aunque a veces sea debido a una burda y descarada maniobra comercial. No es el caso. Estando inundada de sexo explícito, verbal y mental, a mí me ha parecido claro que la peli no versa sobre él. Lo que tampoco acepto, como he visto escrito en algún lado, es que sea un ejercicio para reflejar las adicciones varias y a la vez la soledad que asolan el mundo occidental contemporaneo. De ninguna manera.
Para poder defender lo que acabo de comentar voy a tener que desnudar la película desde mi punto de vista. Lo cual implica salpicar este modesto post de todo tipo de spoilers a partir de ahora, cosa que ya he comentado anteriormente que detesto hacer, pero que en este caso, valga la excepción, es inevitable. Así que recomiendo al que la quiera ver que no siga leyendo a partir de aquí.
No es una pelicula agradable de ver. Ni lo más mínimo. Es lo que conlleva ver a alguien sufrir. Pero creo que el mayor mérito del film es la persistente ocultación de lo que motiva ese sufrimiento. Los enganchados a la etiquetación hablarán de un adicto al sexo. Ese no es el tema. Michael Fassbender interpreta muy poderosamente el tormento de alguien que bajo una fachada como la de mucha gente acomodada, experimenta en su carne la duda sobre sí mismo. Y no me refiero a la vana orientación sexual, sino a algo que le traumatiza. El sexo para él es una huida o una persecución, de la que escapa o que anhela, y que tiene que ver con su imposibilidad para amar o para dejarse amar. La prueba es que en la única escena de sexo con sentimiento o verdadera pasión se ve incapaz de consumar.
Y lo que parece obvio es que ese trauma tiene su origen en una infancia que el guión escoge, con mucho criterio, omitir por completo. Lo que consigue, hábilmente, es todo lo contrario: que esté presente constantemente, reflejado en la relación con su hermana.
Insisto, la peli ni me parece agradable, ni la encuentro especialmente atractiva, pero le reconozco una fuerza expresiva bastante conmovedora. No con su explicidad, sino, como en el buen cine, con la evocación de lo que no se muestra.
PARA: interesados en personajes atormentados
ABSTENERSE: espectadores con el pudor por bandera
Shame (2011), Steve McQueen
Ya es difícil hoy en día meterse en un cine a ver una peli sin saber absolutamente nada de su trama. Especialmente, si ha sido reconocida fuera y/o premiada. Con esta lo he conseguido. Hombre, el cartel algo dice, pero no aclara nada evidentemente. Sí me apetecía volver a ver al Sr. Fassbender, que me ha gustado en recientes films.
La verdad es que es una de esas películas que cíclicamente entran en el controvertido club de las "polémicas", aunque a veces sea debido a una burda y descarada maniobra comercial. No es el caso. Estando inundada de sexo explícito, verbal y mental, a mí me ha parecido claro que la peli no versa sobre él. Lo que tampoco acepto, como he visto escrito en algún lado, es que sea un ejercicio para reflejar las adicciones varias y a la vez la soledad que asolan el mundo occidental contemporaneo. De ninguna manera.
Para poder defender lo que acabo de comentar voy a tener que desnudar la película desde mi punto de vista. Lo cual implica salpicar este modesto post de todo tipo de spoilers a partir de ahora, cosa que ya he comentado anteriormente que detesto hacer, pero que en este caso, valga la excepción, es inevitable. Así que recomiendo al que la quiera ver que no siga leyendo a partir de aquí.
No es una pelicula agradable de ver. Ni lo más mínimo. Es lo que conlleva ver a alguien sufrir. Pero creo que el mayor mérito del film es la persistente ocultación de lo que motiva ese sufrimiento. Los enganchados a la etiquetación hablarán de un adicto al sexo. Ese no es el tema. Michael Fassbender interpreta muy poderosamente el tormento de alguien que bajo una fachada como la de mucha gente acomodada, experimenta en su carne la duda sobre sí mismo. Y no me refiero a la vana orientación sexual, sino a algo que le traumatiza. El sexo para él es una huida o una persecución, de la que escapa o que anhela, y que tiene que ver con su imposibilidad para amar o para dejarse amar. La prueba es que en la única escena de sexo con sentimiento o verdadera pasión se ve incapaz de consumar.
Y lo que parece obvio es que ese trauma tiene su origen en una infancia que el guión escoge, con mucho criterio, omitir por completo. Lo que consigue, hábilmente, es todo lo contrario: que esté presente constantemente, reflejado en la relación con su hermana.
Insisto, la peli ni me parece agradable, ni la encuentro especialmente atractiva, pero le reconozco una fuerza expresiva bastante conmovedora. No con su explicidad, sino, como en el buen cine, con la evocación de lo que no se muestra.
PARA: interesados en personajes atormentados
ABSTENERSE: espectadores con el pudor por bandera
jueves, 16 de febrero de 2012
Goyas 2012
Las cuatro películas favoritas
Aquí os dejo mis comments de las 4 principales candidatas:
Yo, sin duda, me quedo con No habrá Paz, aunque Blackthorn no estaría mal que ganase. Sin embargo, me temo que vamos a asistir a una puesta en escena de la reconciliación del Sr. Almodóvar con la academia, con paseo triunfal y alfombra roja de por medio. Veremos.
Aquí os dejo mis comments de las 4 principales candidatas:
Yo, sin duda, me quedo con No habrá Paz, aunque Blackthorn no estaría mal que ganase. Sin embargo, me temo que vamos a asistir a una puesta en escena de la reconciliación del Sr. Almodóvar con la academia, con paseo triunfal y alfombra roja de por medio. Veremos.
La piel que habito
A la venta:
La piel que habito (2011), Pedro Almodóvar
Yo lo siento. Las películas de este director no me acaban de traspasar la epidermis. Como en toda regla, valen grandes excepciones como Hable con ella o, especialmente, Todo sobre mi madre.
Una cosa sí le he venido reconociendo de manera creciente. La factura de sus films es cada vez más depurada y preciosista. No hay otro director en este país que alcance su nivel a la hora de crear unos espacios, básicamente interiores, repletos de un alud de colores y una plasticidad visual tal, que la fotografía del genial Alcaine hace brillar magníficamente. A ello suele añadirle unos acabados muy sofisticados y profesionales en materia de vestuario, maquillaje y música, de su inseparable Alberto Iglesias. También tiene puntos muy especiales de detallismo. ¿A que pocos habíais visto que la tipografía tiene piel?. Y no olvidemos añadir un capítulo nada desdeñable, que digamos: el de las interpretaciones. Consigue que hasta el habitualmente histriónico Sr. Banderas se modere, ofreciendo un sólido retrato de su personaje. Y Elena Anaya esta interesante.
Bueno, ¿pues dónde está el problema? Evidentemente, en el guión. Historias a cual más rocambolesca. Reconozco que en muchas consigue arrancarme sensaciones, habitualmente en forma de risa sobre lo absurdo. Pero lo que nunca consigue es llegarme. No me conmueve, ni me provoca nada que a mi me justifique ver sus peliculas.
Lo del guión es para darle de comer aparte. Ya no sólo por la historia en sí, que tela. En este caso hasta se puede excusar en el hecho de ser una adaptación, que le va como anillo al dedo, eso sí. Me refiero al hecho de que en este último caso me transmite la impresión de querer demostrar que está de vuelta de todo. Como es Almodóvar, puede hacer lo que le plazca. En medio de un aparente thriller, inserta un ingerto de comedia y se queda tan ancho. Pero mi pasaje favorito es el relato que la Paredes suelta a mitad peli. Ale. Como no sé (o no quiero) contarlo de otra manera, pues le meto el discursito que no pinta ni con cola y así me paso por el forro los buenos cánones del guión bien escrito.
Pues eso. Que a estas alturas, ya no creo que este señor consiga nunca habitar mi piel.
PARA: Publicus almodovarianus
ABSTENERSE: el que no haya visto nunca una peli suya
La piel que habito (2011), Pedro Almodóvar
Yo lo siento. Las películas de este director no me acaban de traspasar la epidermis. Como en toda regla, valen grandes excepciones como Hable con ella o, especialmente, Todo sobre mi madre.
Una cosa sí le he venido reconociendo de manera creciente. La factura de sus films es cada vez más depurada y preciosista. No hay otro director en este país que alcance su nivel a la hora de crear unos espacios, básicamente interiores, repletos de un alud de colores y una plasticidad visual tal, que la fotografía del genial Alcaine hace brillar magníficamente. A ello suele añadirle unos acabados muy sofisticados y profesionales en materia de vestuario, maquillaje y música, de su inseparable Alberto Iglesias. También tiene puntos muy especiales de detallismo. ¿A que pocos habíais visto que la tipografía tiene piel?. Y no olvidemos añadir un capítulo nada desdeñable, que digamos: el de las interpretaciones. Consigue que hasta el habitualmente histriónico Sr. Banderas se modere, ofreciendo un sólido retrato de su personaje. Y Elena Anaya esta interesante.
Bueno, ¿pues dónde está el problema? Evidentemente, en el guión. Historias a cual más rocambolesca. Reconozco que en muchas consigue arrancarme sensaciones, habitualmente en forma de risa sobre lo absurdo. Pero lo que nunca consigue es llegarme. No me conmueve, ni me provoca nada que a mi me justifique ver sus peliculas.
Lo del guión es para darle de comer aparte. Ya no sólo por la historia en sí, que tela. En este caso hasta se puede excusar en el hecho de ser una adaptación, que le va como anillo al dedo, eso sí. Me refiero al hecho de que en este último caso me transmite la impresión de querer demostrar que está de vuelta de todo. Como es Almodóvar, puede hacer lo que le plazca. En medio de un aparente thriller, inserta un ingerto de comedia y se queda tan ancho. Pero mi pasaje favorito es el relato que la Paredes suelta a mitad peli. Ale. Como no sé (o no quiero) contarlo de otra manera, pues le meto el discursito que no pinta ni con cola y así me paso por el forro los buenos cánones del guión bien escrito.
Pues eso. Que a estas alturas, ya no creo que este señor consiga nunca habitar mi piel.
PARA: Publicus almodovarianus
ABSTENERSE: el que no haya visto nunca una peli suya
lunes, 13 de febrero de 2012
Nader y Simin. Una separación
Cartelera:
Nader y Simin. Una separación (2011). Asghar Farhadi
Según parece, esta premiada película iraní es la firme candidata al Oscar a la mejor pelicula extranjera, pero el señor Almodóvar le birló ayer el Bafta.
Opinar sobre pelis de diferentes culturas siempre me ha parecido un reto especial. Y quizás no sea tanto por abordar la misma cultura, sino porque a menudo utilizan un lenguaje cinematográfico muy realista. No soy un gran conocedor del cine iraní, por lo que me centráré (como siempre) en hablar sobre lo que veo en la pantalla. Ni más ni menos.
Lo primero que llama siempre la atención en este tipo de cine es esa austeridad. Es seco. Sin la más mínima floritura. Me hace gracia que compita en el mundo con La piel que habito, dos películas que en su factura formal están en las antípodas la una de la otra. Vertov fue uno de los grandes defensores de que la cámara de cine es en realidad un ojo que debe permitirnos llegar a percibir la realidad desde un sinfín de ópticas y puntos de vista inalcanzables para el simple ojo humano. Esa riqueza es una de las grandezas del cine, porque nos descubre nuevos mundos dentro del propio. Sin embargo, nos hallamos ante un ejercicio que busca radicalmente lo contrario. En este aspecto me recuerda a la ya comentada El niño de la bicicleta.
Si no tenemos en cuenta lo anterior antes de empezar a verla, la inmensa mayoría de espectadores, acostumbrados a los mil recursos del medio y de sus creadores, se atascarán. Por poner un ejemplo, la primerísima nota musical aparece con los titulos de crédito... del final. Yo particularmente, no me alineo tanto con este cine. Reconozco que siempre me da pereza abordarlo. Disfrutaré siempre más con el cine como arma emocional que, bien aprovechado, crea pequeños universos individuales.
Dicho esto, estamos ante un sobrio y áspero retrato de una sociedad que nota como el aire contemporaneo agrieta su ancestral pero impuesto equilibrio. Muestra con muchísima mano izquierda y con una sabia y prudente distancia las inevitables tensiones entre sus ramas más y menos aperturistas.
Sin embargo, lo que para mí es digno de ser resaltado en el film es el tratamiento que se hace de algo que no tiene nada que ver con la convivencia entre culturas y sí mucho con uno de los principios en los que debe anclarse el ser humano: el uso de la verdad. Me parece de una pureza absoluta la manera en que se trata, con el trasfondo de un triángulo familiar formado por una pareja en separación y una hija de 11 años. Todo lo que sucede alrededor del mismo busca perfilar de qué manera moldeamos esa verdad en beneficio propio cuando a nosotros nos interesa. Pero ese "nosotros" ya no está tan claro cuando incluye a un hijo o una hija. Ahí, al final, he de reconocer que ese estilo hiper realista da en la diana. Y eso es algo que hay que saber hacer.
PARA: exploradores del ser humano
ABSTENERSE: los que disfrutan el cine exclusivamente como experiencia
Nader y Simin. Una separación (2011). Asghar Farhadi
Opinar sobre pelis de diferentes culturas siempre me ha parecido un reto especial. Y quizás no sea tanto por abordar la misma cultura, sino porque a menudo utilizan un lenguaje cinematográfico muy realista. No soy un gran conocedor del cine iraní, por lo que me centráré (como siempre) en hablar sobre lo que veo en la pantalla. Ni más ni menos.
Lo primero que llama siempre la atención en este tipo de cine es esa austeridad. Es seco. Sin la más mínima floritura. Me hace gracia que compita en el mundo con La piel que habito, dos películas que en su factura formal están en las antípodas la una de la otra. Vertov fue uno de los grandes defensores de que la cámara de cine es en realidad un ojo que debe permitirnos llegar a percibir la realidad desde un sinfín de ópticas y puntos de vista inalcanzables para el simple ojo humano. Esa riqueza es una de las grandezas del cine, porque nos descubre nuevos mundos dentro del propio. Sin embargo, nos hallamos ante un ejercicio que busca radicalmente lo contrario. En este aspecto me recuerda a la ya comentada El niño de la bicicleta.
Si no tenemos en cuenta lo anterior antes de empezar a verla, la inmensa mayoría de espectadores, acostumbrados a los mil recursos del medio y de sus creadores, se atascarán. Por poner un ejemplo, la primerísima nota musical aparece con los titulos de crédito... del final. Yo particularmente, no me alineo tanto con este cine. Reconozco que siempre me da pereza abordarlo. Disfrutaré siempre más con el cine como arma emocional que, bien aprovechado, crea pequeños universos individuales.
Dicho esto, estamos ante un sobrio y áspero retrato de una sociedad que nota como el aire contemporaneo agrieta su ancestral pero impuesto equilibrio. Muestra con muchísima mano izquierda y con una sabia y prudente distancia las inevitables tensiones entre sus ramas más y menos aperturistas.
Sin embargo, lo que para mí es digno de ser resaltado en el film es el tratamiento que se hace de algo que no tiene nada que ver con la convivencia entre culturas y sí mucho con uno de los principios en los que debe anclarse el ser humano: el uso de la verdad. Me parece de una pureza absoluta la manera en que se trata, con el trasfondo de un triángulo familiar formado por una pareja en separación y una hija de 11 años. Todo lo que sucede alrededor del mismo busca perfilar de qué manera moldeamos esa verdad en beneficio propio cuando a nosotros nos interesa. Pero ese "nosotros" ya no está tan claro cuando incluye a un hijo o una hija. Ahí, al final, he de reconocer que ese estilo hiper realista da en la diana. Y eso es algo que hay que saber hacer.
PARA: exploradores del ser humano
ABSTENERSE: los que disfrutan el cine exclusivamente como experiencia
sábado, 11 de febrero de 2012
Los descendientes
Cartelera:
Los descendientes (2011), Alexander Payne
Perplejo. Así salí del cine ayer. Cuesta entender que una comunidad madura como la de los críticos de cine del mundo occidental (unos más que otros) se deje embaucar por productos como éste. ¡Ojo! no quiero transmitir la idea de que me parezca una mala película. Pero lo que está clarísimo, en mi humilde opinión, es que este film no merece los reconocimientos que está teniendo. La pregunta es ¿por qué?.
Sin entrar en explicar su contenido (cosa que intento evitar siempre) asistimos a una correcta mezcla de comedia y drama, centrada en un nucleo familiar que, tras una situación traumática se ve empujado a algo tan complejo, a veces, como entenderse, para alcanzar un objetivo tan respetable como patético, por el hecho de abordarse en familia. ¡Ah! Y situado en un paraje como las islas Hawai, en esta ocasión bajo una óptica alejada del habitual tópico cinematográfico. Poco más. Muy poco más.
Abuso de la voz en off al principio, para luego caer en la incoherencia de abandonarla prácticamente. Como el nivel general de la peli, las interpretaciones son meramente correctas. Si hemos de destacar a alguien, claramente, es a Shailene Woodley, la hija mayor de Clooney en la historia. Me gusta la escena de la piscina, con ese grito silencioso bajo el agua. Y sin embargo, como era de esperar, solo se habla del famoso galán: que si el papel de su carrera, que si bla bla bla. En la escena final, por ejemplo, está más que convincente, pero si con eso hay suficiente para hacer de su papel un claro candidato al premio por excelencia de la profesión a nivel mundial, entonces apaga y vamonos.
No voy a descubrir aquí lo que son los archicomerciales Oscars. Lo que me enerva es la falta de criterio de tantísima gente que se deja influir por la ola mediática procedente del otro lado del atlántico. En lugar de ejercitar su propia visión y su propia voz para admirar otros destacadísimos trabajos que este arte nos regala en otras lenguas y culturas, pero sin tanto presupuesto ni glamour, se convierten en simples y llanos títeres. Los condescendientes.
PARA: los que disfruten con peliculas que deban ser buenas porque los Oscars lo digan.
ABSTENERSE: los que odien los telefilms de fin de semana en sesión de tarde.
Los descendientes (2011), Alexander Payne
Perplejo. Así salí del cine ayer. Cuesta entender que una comunidad madura como la de los críticos de cine del mundo occidental (unos más que otros) se deje embaucar por productos como éste. ¡Ojo! no quiero transmitir la idea de que me parezca una mala película. Pero lo que está clarísimo, en mi humilde opinión, es que este film no merece los reconocimientos que está teniendo. La pregunta es ¿por qué?.
Sin entrar en explicar su contenido (cosa que intento evitar siempre) asistimos a una correcta mezcla de comedia y drama, centrada en un nucleo familiar que, tras una situación traumática se ve empujado a algo tan complejo, a veces, como entenderse, para alcanzar un objetivo tan respetable como patético, por el hecho de abordarse en familia. ¡Ah! Y situado en un paraje como las islas Hawai, en esta ocasión bajo una óptica alejada del habitual tópico cinematográfico. Poco más. Muy poco más.
Abuso de la voz en off al principio, para luego caer en la incoherencia de abandonarla prácticamente. Como el nivel general de la peli, las interpretaciones son meramente correctas. Si hemos de destacar a alguien, claramente, es a Shailene Woodley, la hija mayor de Clooney en la historia. Me gusta la escena de la piscina, con ese grito silencioso bajo el agua. Y sin embargo, como era de esperar, solo se habla del famoso galán: que si el papel de su carrera, que si bla bla bla. En la escena final, por ejemplo, está más que convincente, pero si con eso hay suficiente para hacer de su papel un claro candidato al premio por excelencia de la profesión a nivel mundial, entonces apaga y vamonos.
No voy a descubrir aquí lo que son los archicomerciales Oscars. Lo que me enerva es la falta de criterio de tantísima gente que se deja influir por la ola mediática procedente del otro lado del atlántico. En lugar de ejercitar su propia visión y su propia voz para admirar otros destacadísimos trabajos que este arte nos regala en otras lenguas y culturas, pero sin tanto presupuesto ni glamour, se convierten en simples y llanos títeres. Los condescendientes.
PARA: los que disfruten con peliculas que deban ser buenas porque los Oscars lo digan.
ABSTENERSE: los que odien los telefilms de fin de semana en sesión de tarde.
viernes, 3 de febrero de 2012
El gran azul
Nuevos clásicos:
El gran azul (1988), Luc Besson
No es fácil escribir sobre algo que no provoca palabras. Ver esta película tan mágica provoca, sobretodo, sensaciones silenciosas, hipnóticas y profundas.
Visión amena y poética de un entorno que puede llegar a ser cruel, pero que en esta ocasión se nos muestra desde una óptica más mística. No por ello se evita un tema tan oscuro como la muerte, pero en este caso dejando libre de culpa al agua.
Sin duda, uno de los motivos por los que acabamos sobrecogidos es la mutación que el film atraviesa en su tono. Y no es algo común, aunque ya haya un ejemplo de ello en este blog (Get Low). Lo que en un inicio (exceptuando ese fantástico prólogo) se nos muestra como una comedia, va girando hacia el drama, para acabar en un arrebato de evocación onírica. Esa transición es una de las señas de identidad más genuinas de la peli. No hay cambio de ritmo, sino que ese tono se va contagiando de la melancolía de su protagonista. Probablemente, debido en gran parte a la evolución e influencia en él del personaje de Enzo, un inolvidable Jean Reno. Aun así, no son ni de largo las interpretaciones lo que nos atrapa. De hecho, el personaje de Rosanna Arquette llega un punto, a medida que la historia se precipita, en que parece que hasta nos moleste por ahí en medio. Para más inri, en la versión extendida abundan las escenas superfluas protagonizadas por dicho personaje.
Un viaje a las profundidades de nuestra consciencia y al misterio que siempre envuelve a nuestro destino. Esperemos que con su 25º aniversario el año que viene se dignen, de una vez, a distribuirla en DVD como se merece.
PARA: soñadores despiertos
ABSTENERSE: admiradores de Waterworld, de K.Costner
El gran azul (1988), Luc Besson
No es fácil escribir sobre algo que no provoca palabras. Ver esta película tan mágica provoca, sobretodo, sensaciones silenciosas, hipnóticas y profundas.
Visión amena y poética de un entorno que puede llegar a ser cruel, pero que en esta ocasión se nos muestra desde una óptica más mística. No por ello se evita un tema tan oscuro como la muerte, pero en este caso dejando libre de culpa al agua.
Sin duda, uno de los motivos por los que acabamos sobrecogidos es la mutación que el film atraviesa en su tono. Y no es algo común, aunque ya haya un ejemplo de ello en este blog (Get Low). Lo que en un inicio (exceptuando ese fantástico prólogo) se nos muestra como una comedia, va girando hacia el drama, para acabar en un arrebato de evocación onírica. Esa transición es una de las señas de identidad más genuinas de la peli. No hay cambio de ritmo, sino que ese tono se va contagiando de la melancolía de su protagonista. Probablemente, debido en gran parte a la evolución e influencia en él del personaje de Enzo, un inolvidable Jean Reno. Aun así, no son ni de largo las interpretaciones lo que nos atrapa. De hecho, el personaje de Rosanna Arquette llega un punto, a medida que la historia se precipita, en que parece que hasta nos moleste por ahí en medio. Para más inri, en la versión extendida abundan las escenas superfluas protagonizadas por dicho personaje.
Un viaje a las profundidades de nuestra consciencia y al misterio que siempre envuelve a nuestro destino. Esperemos que con su 25º aniversario el año que viene se dignen, de una vez, a distribuirla en DVD como se merece.
PARA: soñadores despiertos
ABSTENERSE: admiradores de Waterworld, de K.Costner
miércoles, 1 de febrero de 2012
Blackthorn. Sin destino
Cartelera:
Blackthorn. Sin destino (2011), Mateo Gil
Ésta es la primera película del blog en la que tengo el honor de conocer al coproductor, Ibón Cormenzana. No por eso me temblará el pulso jeje.
Quizás la menos esperada a la fiesta de nominaciones de los Goya 2012. Aunque pueda parecer que un western crepuscular al estilo americano, producido en España y rodado en Bolivia, sea carne de malas estadísticas, hay que descubrirse ante esta "nueva" productora que es Arcadia Motion Pictures. Rodado en inglés, estamos ante un film que ha conseguido sumar una rentable taquilla a nivel internacional. Buena estrategia, a la que seguirán nuevos títulos. Doy fe, por mi actual colaboración con ellos como guionista en un nuevo proyecto.
Es notable que 20 años después de Sin perdón, todavía haya obras que coman y beban de ella. A eso le llamo yo un clásico contemporáneo. En este caso, y ya que hablamos de comida, diría que nos hallamos ante una historia presentada al espectador a fuego lento. Y claro, aquel que pretenda degustarla a los 20 minutos de película (por decir) la escupirá por encontrarla cruda y sosa. ¿Es eso una crítica? Pues, con los tiempos que corren, sí. ¿Por qué? Porque desgraciadamente mucha gente no la verá en el cine. Y eso tiene una cruda (precisamente) consecuencia: que la paren y digan "luego seguiré...".
Pero si dejamos que la olla hierva encontraremos ingredientes y salsa muy familiares en una combinación propia y bien aderezada, que nos dejará un regusto de buen cine. Como digo, aunque haya tópicos, atesora algunas señas de identidad por las que se recuerda una obra. Sin duda, memorable la secuencia del Salar de Uyani.
Otro aspecto que desprende un más que entrañable aroma al puchero es el tratamiento que el guión hace del envejecimiento, tanto del protagonista como del inspector. Es muy de agradecer que en la locura del mundo actual se nos recuerde, de vez en cuando, que las cosas podrían ser de otra manera si tuviésemos más presente que somos personas. Aunque necesitemos para ello la perspectiva de la edad.
Mis respetos para Mateo Gil, eterno colaborador de Don Alejandro Amenábar. En su conjunto, sumando música, fotografía, arte, interpretaciones (grande Sam Shepard) y guión, el resultado mejora en mucho a la inmensa mayoría de continuadores de esa obra maestra de Mr. Eastwood.
PARA: los que les guste cocinar a fuego lento y luego tumbarse en el sofá a ver una buena peli.
ABSTENERSE: ese tipo de espectadores fast food, a los que les quema la silla si la cosa tarda en "arrancar".
Blackthorn. Sin destino (2011), Mateo Gil
Ésta es la primera película del blog en la que tengo el honor de conocer al coproductor, Ibón Cormenzana. No por eso me temblará el pulso jeje.
Quizás la menos esperada a la fiesta de nominaciones de los Goya 2012. Aunque pueda parecer que un western crepuscular al estilo americano, producido en España y rodado en Bolivia, sea carne de malas estadísticas, hay que descubrirse ante esta "nueva" productora que es Arcadia Motion Pictures. Rodado en inglés, estamos ante un film que ha conseguido sumar una rentable taquilla a nivel internacional. Buena estrategia, a la que seguirán nuevos títulos. Doy fe, por mi actual colaboración con ellos como guionista en un nuevo proyecto.
Es notable que 20 años después de Sin perdón, todavía haya obras que coman y beban de ella. A eso le llamo yo un clásico contemporáneo. En este caso, y ya que hablamos de comida, diría que nos hallamos ante una historia presentada al espectador a fuego lento. Y claro, aquel que pretenda degustarla a los 20 minutos de película (por decir) la escupirá por encontrarla cruda y sosa. ¿Es eso una crítica? Pues, con los tiempos que corren, sí. ¿Por qué? Porque desgraciadamente mucha gente no la verá en el cine. Y eso tiene una cruda (precisamente) consecuencia: que la paren y digan "luego seguiré...".
Pero si dejamos que la olla hierva encontraremos ingredientes y salsa muy familiares en una combinación propia y bien aderezada, que nos dejará un regusto de buen cine. Como digo, aunque haya tópicos, atesora algunas señas de identidad por las que se recuerda una obra. Sin duda, memorable la secuencia del Salar de Uyani.
Otro aspecto que desprende un más que entrañable aroma al puchero es el tratamiento que el guión hace del envejecimiento, tanto del protagonista como del inspector. Es muy de agradecer que en la locura del mundo actual se nos recuerde, de vez en cuando, que las cosas podrían ser de otra manera si tuviésemos más presente que somos personas. Aunque necesitemos para ello la perspectiva de la edad.
Mis respetos para Mateo Gil, eterno colaborador de Don Alejandro Amenábar. En su conjunto, sumando música, fotografía, arte, interpretaciones (grande Sam Shepard) y guión, el resultado mejora en mucho a la inmensa mayoría de continuadores de esa obra maestra de Mr. Eastwood.
PARA: los que les guste cocinar a fuego lento y luego tumbarse en el sofá a ver una buena peli.
ABSTENERSE: ese tipo de espectadores fast food, a los que les quema la silla si la cosa tarda en "arrancar".
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