martes, 11 de junio de 2013

Turistas

Turistas (2012), Ben Wheatley

Yo nunca he sido un fanático de los británicos como pueblo. Sin embargo, tampoco he dejado de reconocerles que en muchísimas cosas, no en todas (como ellos sugerirían), son realmente auténticos. El subgénero de la comedia negra lleva su sello porque lo bordan como nadie. Sin ánimo de ofender a mis queridos irlandeses, les incluyo en el pack de "las islas", porque la última que vi, El irlandés  (2011) me gustó más y entraría dentro de esta peculiar categoría, aunque sean muy diferentes.
La presente, raya lo que más de uno definiría como una "ida de olla" pasada de vueltas, sin mayor objetivo que desvariar haciendo uso de un humor negro como el carbón. Sin embargo, la peli ofrece más elementos con vida propia, pero que tampoco juegan a darle el relieve que sí tenía la irlandesa.
Por razones que luego destacaré, aunque tampoco tenga por costumbre hacerlo, no entraré en matices sobre su argumento. Lo que sí vale la pena resaltar es que ha llegado a los cines (muy pocos y exclusivamente en VOSE) gracias al tesón de su pareja protagonista, Steve Oram y Alice Lowe, debido a que son además... los guionistas! La historia nació a partir de las conversaciones sobre experiencias de su propio pasado turístico, con los macabros añadidos para sus roles. Papeles que habían interpretado ya antes, sobre un escenario y en un piloto que las conservadoras TVs rechazaron, obviamente.
El personaje que interpreta él es el que posibilita la historia. Pero es el papel de ella el que la enriquece. Gran interpretación la suya, cargada de muchas de las aristas que definen a un tipo de personas desconectadas del mundo en que vivimos en muchos sentidos. En ella cuadra perfectamente ese aire desconsoladamente naif, a la vez que encaja su inverosímil vuelta de tuerca al ir en busca de una explosión de libertad, que sobrepasa y por la que es sobrepasada.
Sin duda, lo peor de la peli no está contenido en ella misma. Me refiero al trailer. Te arruina casi por completo la peli. Por un lado, se entiende, porque las poderosas imágenes que emanan de su planteamiento son tan efectivas que funcionan, y son necesarias para arrastrar a la gente al cine si, además, se estrena en tan pocas salas. Pero por otro, resultan tan explícitamente reveladoras sobre lo que encontraremos que se cargan una parte mayúscula de la experiencia que supone verla. Y eso quizás sea porque la peli, aunque aparente falsa superficialidad, adolece de otros ingredientes (probablemente en los diálogos) que habrían completado un cocktail aun más explosivo.

PARA: simpatizantes con ese característico e inconfundible humor procedente del norte
ABSTENERSE: los que esperan encontrar un sentido literal para todo aquello que ven en una pantalla

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