jueves, 20 de diciembre de 2012

La vida de Pi

La vida de Pi (2012), Ang Lee

En vida hay algo que hacemos casi con la misma frecuencia que respirar: decidir. Mucho más inconscientemente, está claro, pero decidimos. Qué pensar, qué decir, qué hacer. Aunque no necesariamente en ese orden. Millones y millones de decisiones. Sin embargo, muy pocos se hacen esta simple pregunta: ¿qué mueve mis decisiones? Muchos empezarán por las respuestas de concurso. Que si mi familia, que si mi porvenir, que si la salud... Pero si admitimos que el 99% de las decisiones son inconscientes entonces la cosa ya cambia. ¿Qué nos mueve? ¿Qué hay en nuestro interior diferente a la máquina biológica de cualquier animal?
Lo poco que había oido mencionar (a propósito) sobre el tema de esta peli se centraba en una visión muy singular acerca de la religión. Y la primera parte del film apunta claramente en esa dirección. Desde ese momento supe que muchísima gente se la perderá. Es lo que hay. Somos máquinas clasificadoras de prejuicios. Y eso que, en esta ocasión, el fondo viene acompañado de una forma sin duda espectacular. Un tigre asombroso creado por ordenador e imágenes a cual más impactante de la epopeya marina del protagonista.
No he leído el libro (espero leerlo) pero el espectáculo visual que ofrece la peli, combinado con su habilidad para hacernos reflexionar la convierte en algo que el cine nos ofrece cada vez menos veces. Sin megapretensiones filosóficas, ofrece un ejercicio de una notable lucidez para reflejar un viaje interior.
Como decía, sería una pena quedarnos con su enfoque religioso, porque en mi opinión no versa sólo sobre la fe en un Dios sino sobre la fe en nosotros mismos. Sobre cómo el protagonista interpreta y enfoca todo lo que le pasa. El personaje de la madre le dice a Pi al principio: "las ciencias son lo que mejor explica el mundo que nos rodea pero no pueden explicar nuestro mundo interior".
Salta a la vista la envidiable capacidad técnica de Ang Lee para abordar una peli de esta magnitud. Y, por si fuera poco, es autor de una de las filmografías más ricas del cine, con títulos como Sentido y sensibilidad (1995), La tormenta de hielo (1997), Tigre y Dragón (2000) o Brokeback mountain (2005). Pero lo que lo convierte en excepcional es su sensibilidad para dominar un rincón altamente inaccesible para la mayoría de los cineastas: el alma de la película. Habrá que estar más que atentos a la vida de Lee.

PARA: los que agradecen que una obra sacuda el interior de sus cabecitas
ABSTENERSE:los que se empiezan a poner incómodos cuando pasan 10min sin acción

2 comentarios:

  1. Me ha parecido una pelicula MAGISTRAL.Bajo mi punto de vista combina una fábula muy real con unas imágenes impresionates, unos actores de gran nivel (especialmente el protagonista y el tigre). Una verdadera leciión de vida con mucho mensaje. Hay q estar alerta por la cantidad de detalles y aportaciones continuas. Sería la típica pelicula para ver repetida.
    Un saludo y felicidades por la crítica, Quim; me ha parecuido francamente maravillosa.

    Alberto Torrents

    ResponderEliminar
  2. Thanks so much! Ciertamente deberemos revisarla nuevamente dentro de poco!

    ResponderEliminar