jueves, 24 de enero de 2013

Django desencadenado

Django desencadenado (2012), Quentin Tarantino


Cuando tus dos primeras peliculas son aclamadas mundialmente como obras maestras, es casi inevitable que tu carrera haya alcanzado ya su cúspide. Vistos sus posteriores trabajos, creo que Quentin ha escogido el camino cómodo, el de las historias sangrientas que tanto le divierten. Pero se ha olvidado del que le puso en el mapa para siempre: un ingenio envidiable, que no ha sabido igualar ... ni él mismo.
En mi modesta opinión, todo lo que ha venido después de Reservoir dogs (1992) y Pulp Fiction (1994) han sido bandazos con mayor o menor acierto. Casi 20 años en los que sólo se salvan Kill Bill (2003) y Malditos bastardos (2009). Por cierto, hay Kill Bill vol.3 a la vista.
Alguien que ha puesto el listón tan alto, se convierte en su propio enemigo. Django es un western que cumple con las máximas más puras del género y que incluye todos los ingredientes Tarantinescos: personajes llevados al límite, diálogos afilados, música que sólo él sabe encontrar, actores recuperados, humor macabro, acción y, como no, violencia desbordante bañada (literalmente) en charcos de sangre.
El problema es que la edad, la pereza o la combinación de factores que más os apetezca, le han hecho perder lo que le convirtió en único, no por pionero (porque nadie en el mundo ha sabido copiar como él) sino por su forma de combinarlo todo: estructuras imposibles en guiones de una originalidad apabullante.
Esa frescura brilla por su ausencia. Aun así, disfrutamos de selectos ingredientes que, como mínimo, compensan bastante el pago de la entrada. Sin la más mínima duda, tanto los 3 actores principales como su dirección a cargo de Tarantino, son una maravilla. Muy especialmente, un Christoph Waltz en estado de gracia. Aunque su acting recuerda demasiado al nazi de Malditos bastardos, está todavía tan suficientemente poco visto que es un espectáculo contemplarlo. Me atrevo a decir que él solo aguanta la mitad de la peli.
Una peli que se va, del todo injustificadamente, hasta más allá de las 2h30, y que incluye un lamentable cameo del propio Quentin, fatalmente caracterizado y metido con calzador. Caprichos de enfant terrible.

PARA: cualquiera que disfrute con el género, aun salpicado de los tics marca de la casa
ABSTENERSE: los que se sienten incómodos en la butaca con el chubasquero puesto

jueves, 17 de enero de 2013

Amor

Amor (2012), Michael Haneke


Asistir a una peli de Haneke tiene un punto sadomasoquista, porque a estas alturas el señor ya se ha ganado a pulso la fama de narrador con un estilo que no hace la más mínima concesión al espectador. Si decidimos acudir voluntariamente es que nos apetece esa experiencia. Es decir, no podremos decir que no estábamos avisados, como les pasó a los espectadores de Un perro andaluz (1929), cuando Buñuel rasgó aquel famoso ojo (de vaca, por cierto).
Me faltan por ver varias de sus peliculas, pero me encantó la última, La cinta blanca (2009). Muy "suave" en lo visual comparándola con anteriores suyas, pero demoledora en lo que nos descubre. Pocos (no creo que haya nadie más) podrán presumir de haber ganado en Cannes con 2 películas consecutivas. Además, tb ha sido reconocida en los recientes Golden Globes y en las nominaciones a los Oscars.
La peli destaca por una finísima linea que separa lo desgarrador de lo conmovedor. Sin duda, sólo puede ser amor lo que mueve a una persona a permanecer incansablemente al pie del cañón, luchando contra la desintegración de la persona amada y, sobretodo, compañera durante toda una vida. Y en todo ello, el sobrecogedor climax, al final de la peli, juega un papel tan controvertido como la vida misma. Mejor no hablar mucho del mismo.
Pero Haneke no es esto. Una vez más, se nos plantea un eterno debate, como el que ya mencioné al comentar Elisa K (2010), entre el fondo y la forma. Este realizador elige un fondo que puede ser muchas cosas, pero desde luego no es nuevo en el cine. Un fondo cuya brutal carga dramática suele inflarse a bombo y platillo cuando se inmortaliza frente a una cámara. Y ahí es donde aparece Haneke para imprimir su sello personal. En una forma que, por encima de muchos otros calificativos, corta de raiz cualquier efectismo asociado con este arte en su versión más comercial. El film probablemente tenga como mayor virtud el hecho de que te olvides de que es eso, precisamente, lo que estás viendo. Y alrededor de este hecho, a mi me llamaron poderosamente la atención 2 aspectos.
El primero es la clase magistral de interpretación a la que asistimos y que explica de manera cristalina el porqué de su impresionante realismo. Ciertamente, es casi imposible actuar mejor. La pareja protagonista despliega un arte digno de constituir una referencia de esta profesión. Sin un gesto ni una mueca de más. Sin una sóla escena en la que la cruda realidad permita la explosión y el lucimiento del actor, pero sin dejarse en el camino ni una sola gota de sentimiento. Una fuerza serena que probablemente sólo son capaces de transmitir los actores entrados en edad. Mis mayores respetos para Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, que por casualidad o no, ya protagonizó, hace ni más ni menos que 53 años, el clásico Hiroshima, mon amour (1959), áspero romance también con Amour en el título.
Y el segundo aspecto que me invadió al salir del cine fue preguntarme por las intenciones de Haneke. Como decía, es indudable su calidad para retratar una historia tan cruda como ésta durante dos horas entre las cuatro paredes de una casa, gracias al finísimo dominio que atesora del plano secuencia. Pero mi pregunta es ¿qué le motiva a que seamos espectadores de esta historia? De tan realista es paralizadora. Y no sé hasta qué punto necesitamos conocer los entresijos de un drama que, si no se ha vivido, es mejor no conocer y si se ha vivido es claramente mejor no recordar.

PARA: incondicionales del cine social hiperrealista
ABSTENERSE: alérgicos al cine dramón

lunes, 14 de enero de 2013

El cuerpo

El cuerpo (2012), Oriol Paulo

Mens sana in corpore sano. Ya lo dijeron los romanos. Un cuerpo sano es un cuerpo en equilibrio. Y hacer una peli es un complicadísimo juego de equilibrios. He vivido de cerca esta producción porque Taller de Guionistas está vinculado a la productora. El resultado final es una peli de factura impecable, con un guión interesante, pero ... desequilibrada.
Es una lástima que sea así, pero creo que eso es precisamente lo que diferencia una peli interesante de otra que uno desea compartir. Es decir, la diferencia entre una taquilla más que correcta y un éxito. Y ¿dónde está el desequilibrio?
La expectativa no era brutal, pero tampoco lo contrario. Más bien, había ganas de un buen thriller con una promoción que despertaba el interés. Su planteamiento y desarrollo consiguen sin duda el primordial objetivo de generar y mantener tu atención. A medida que avanza, siembra eficazmente los elementos propios del género... pero algo nos va martilleando la cabeza. Algo que evita que estemos mucho más implicados de lo que podríamos estar.
Es indudable que el equipo de Rodar y Rodar ha conseguido perfecccionar un sello propio en la lidia de este tipo de productos, bien construidos y mejor producidos. A nivel técnico no tiene absolutamente nada que envidiar de otras producciones similares y mucho mayores presupuestos.
En este caso, el encargado de su realización ha sido el guionista de una anterior producción de la casa, Los ojos de Julia (2010), y que acaba de ser nominado al goya al mejor director novel. Precisamente, el guión es claramente uno de sus ganchos. Nada que objetar en linias generales. Pero sí debo admitir que ese final tan impactante destila un cierto aroma (sólo aroma) de un Deus ex Machina, o final sacado de la manga. Repito: no es el caso, pero quizás se podría haber hilvanado algo mejor antes del desenlace, porque es indudablemente ingenioso.
Entonces, ¿dónde está la pega? ¿en el casting? Caliente, caliente... La musa de la casa, Belén Rueda, está más que interesante en su papel de mujer madura y rica. Coronado se ha ganado a pulso un savoir faire que mejora la peli cuando él aparece. Aun así, en esta ocasión está algo intermitente. A distancia de su megapapelón en No habrá paz para los malvados (2011).
Pues si echamos un vistazo al cartel, ya lo tenemos: el tercero en discordia. Todo despropósitos. El personaje de Hugo Silva está mal dibujado y peor interpretado. Me parece muy desacertado plantear un protagonista monigote al que todos se meriendan constantemente. Y por si eso fuera poco, la interpretación es cualquier cosa menos carismática (por ser suave). Una pena.

PARA: seguidores de un cada vez más sólido cine policíaco español con inspiración USA
ABSTENERSE: por eliminación, los exclusivos incondicionales del cine de autor

miércoles, 9 de enero de 2013

DONDE eSTÁS

Mi primer cortometraje:  
DONDE eSTÁS (2013), Quim Badenes


Como humilde guionista, huelga decir que ha sido una auténtica aventura dirigir este corto, mi primer corto, presentado a concurso en el festival NOTODOFILMFEST, en internet. Apenas tres minutos y medio, llenos de millones de matices que han provocado, principalmente, un sentimiento: ¡cuánto mérito debe tener dirigir cualquier proyecto de envergadura! (siempre que se quiera hacer bien). Escribiré sobre este sentimiento en breve.
La verdad es que, acostumbrado a concluir el "trabajo" en negro sobre blanco, es más que emocionante poder disponer de esta pieza rodada. Un primer fruto audiovisual de una idea propia.
Idea que gira entorno a uno de los grandes males de occidente, con mil lecturas: nuestra adicción a la tecnología. Más conectados que nunca al mundo y menos conectados a nuestro inmediato alrededor. Un escritor alemán creo que dió en la diana al afirmar recientemente que se trataba del tabaco del siglo XXI. No se me ocurre mejor manera de definirlo, desde mi visión de adicto.
Aun así, no es ese el fondo del corto. La tecnología es la causa pero no el problema que quiero reflejar en sí. Todo gira entorno al hecho de que, por uno u otro motivo, no estamos donde estamos. Nuestras cabezas, nuestras mentes, nuestro interior no paran de secuestrarnos para llevarnos constantemente a lugares físicos o abstractos que nos impiden disfrutar de la vida que brota y fluye junto a nosotros.
Que cada cual lo aplique a su caso como prefiera. Y que lo disfrutéis tanto o más de lo que yo lo he disfrutado escribiéndolo, filmándolo, montándolo y, sobre todo, compartiéndolo. Mil abrazos a todos!



Donde estás from Quim Badenes on Vimeo.
                                                   
PARA: mi familia y amigos con todo el cariño del mundo
ABSTENERSE: cualquiera que menosprecie la importancia de vivir donde está (en cada minuto)

miércoles, 2 de enero de 2013

Una pistola en cada mano

Una pistola en cada mano (2012), Cesc Gay


Salta a la vista cuál es el primer mérito de la película. Reunir en una producción modesta semejante elenco de actores consagrados de habla hispana no está al alcance de muchos. Al parecer el gancho inicial fue contar con la colaboración de Darín, con el que se consiguió convencer a varios de los demás.
La fórmula no es nueva, ni muchísimo menos. Historias-escena aparentemente inconexas con un tema de fondo: las desconcertantes dudas que invaden las rutinarias vidas de hombres que ya han superado el ecuador de sus vidas. Y como sabemos que la fórmula no es nueva acudimos buscando 2 cosas, principalmente.
Una: disfrutar con estos grandes artistas. Ciertamente, ese objetivo se alcanza. Es un auténtico gustazo deleitarse con el talento natural de actores como Sir Javier Cámara o Sir Luis Tosar. A todos los tenemos muy vistos, pero las pausadas situaciones que plantea Cesc Gay, con la cámara cerquita, consiguen un ambiente en el que podemos intimar con los actores. Sin embargo, la dicha creo que no llega a ser plena, como alguien me hizo ver hace poco, debido al estilo personal del director en una faceta de su labor: la dirección de actores. Estan todos como atajados. El cine de Gay refleja las situaciones dramáticas de una manera muy homogénea. Todos están en un nivel muy similar de intensidad, lo que puede llegar a ser hasta un pecado partiendo de la riqueza y variedad de talento que reune frente a la cámara. Entre las mujeres me quedo con Clara Segura, que está espléndida en su papel. Alberto San Juan es mi punto negro personal. Quizás sea yo, pero con él en pantalla siempre creo estar viendo la misma peli.
Dos: diálogos ingeniosos sobre un tema que nos afecta a todos (al menos a los de esa edad). No se puede negar que Gay tiene buena mano con los guiones. Invito a cualquiera a que intente escribirlos sin entrar en los habituales tópicos. Como siempre hay algunos mucho mejores que otros. Pero el nivel compensa con creces el pago de la entrada.
Lo que no me acabó de entrar del todo fueron los momentos bisagra, entre una historia y otra. Quizás fue la falta de autenticidad en la utilización de una música agradable pero que sonaba a algo conocido. No llegué a identificarla del todo, pero me remitía a cineastas que ya han utilizado la mencionada fórmula, como Jim Jarmush o incluso Tarantino.

PARA: los que no esperen más de lo que la peli promete
ABSTENERSE: los que esperen la acción de las pistolas