Una pistola en cada mano (2012), Cesc Gay
Salta a la vista cuál es el primer mérito de la película. Reunir en una producción modesta semejante elenco de actores consagrados de habla hispana no está al alcance de muchos. Al parecer el gancho inicial fue contar con la colaboración de Darín, con el que se consiguió convencer a varios de los demás.
La fórmula no es nueva, ni muchísimo menos. Historias-escena aparentemente inconexas con un tema de fondo: las desconcertantes dudas que invaden las rutinarias vidas de hombres que ya han superado el ecuador de sus vidas. Y como sabemos que la fórmula no es nueva acudimos buscando 2 cosas, principalmente.
Una: disfrutar con estos grandes artistas. Ciertamente, ese objetivo se alcanza. Es un auténtico gustazo deleitarse con el talento natural de actores como Sir Javier Cámara o Sir Luis Tosar. A todos los tenemos muy vistos, pero las pausadas situaciones que plantea Cesc Gay, con la cámara cerquita, consiguen un ambiente en el que podemos intimar con los actores. Sin embargo, la dicha creo que no llega a ser plena, como alguien me hizo ver hace poco, debido al estilo personal del director en una faceta de su labor: la dirección de actores. Estan todos como atajados. El cine de Gay refleja las situaciones dramáticas de una manera muy homogénea. Todos están en un nivel muy similar de intensidad, lo que puede llegar a ser hasta un pecado partiendo de la riqueza y variedad de talento que reune frente a la cámara. Entre las mujeres me quedo con Clara Segura, que está espléndida en su papel. Alberto San Juan es mi punto negro personal. Quizás sea yo, pero con él en pantalla siempre creo estar viendo la misma peli.
Dos: diálogos ingeniosos sobre un tema que nos afecta a todos (al menos a los de esa edad). No se puede negar que Gay tiene buena mano con los guiones. Invito a cualquiera a que intente escribirlos sin entrar en los habituales tópicos. Como siempre hay algunos mucho mejores que otros. Pero el nivel compensa con creces el pago de la entrada.
Lo que no me acabó de entrar del todo fueron los momentos bisagra, entre una historia y otra. Quizás fue la falta de autenticidad en la utilización de una música agradable pero que sonaba a algo conocido. No llegué a identificarla del todo, pero me remitía a cineastas que ya han utilizado la mencionada fórmula, como Jim Jarmush o incluso Tarantino.
PARA: los que no esperen más de lo que la peli promete
ABSTENERSE: los que esperen la acción de las pistolas
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