miércoles, 18 de julio de 2012

Moneyball

A la venta:
Moneyball (2011), Benett Miller


El cine está lleno de trucos. Su secreto está en urdir una complejísima cadena de elementos para que acaben cumpliendo el propósito que cada creador y cada productor se marca. Desde ya hace bastantes años el arte está siendo sustituido por el ocio como fin último del mismo. Pero, aun así, sigue manteniendo intacta una particularidad que lo hace único: nuestra experiencia antes, durante y después del visionado es como la respuesta a una ecuación que tiene tantas incógnitas y alternativas como individuos la experimentan.
Esta peli es una combinación de muchísimos elementos archiutilizados por el cine americano. Historia real de superación personal contra la adversidad y contra los fantasmas personales, ambientación focalizada totalmente en un universo muy concreto (en este caso el beisbol), un eje narrativo basado en dialogos entre sus principales personajes y un presupuesto que tampoco tira la casa por la ventana en lo que a localizaciones y exteriores se refiere. Si a eso le añadimos una estrella de Hollywood y algunas nominaciones a los Oscar, estoy seguro de que muchos estaremos de acuerdo en que es un patrón más que repetido. Cuando no es Brad Pitt, es Clooney, y si no, quien sea.
En esta ocasión, además se hace complejo por momentos seguir el hilo debido a la jerga y a las normas de juego de este deporte americano.
Lo que cada uno debe responderse intentando resolver su propia ecuación mental es ¿qué es exactamente lo que consigue mantener mi atención? Es decir, lo que hace que la bola caiga en el lado "me gusta" y no en el contrario.
Pues, probablemente, y no es por deformación profesional, sea debido al guión adaptado de dos de los pocos guionistas del mundo que son lo más parecido a estrellas que pueda haber en esta infravalorada profesión: Steven Zaillan y Aaron Sorkin. Sin duda, es una de las poderosas razones por las que creo que este film funciona. Aun siendo una historia vista otras veces, de final previsible y que responde a los patrones mencionados, está muy bien cosida. Nunca pierde algo primordial en los tiempos que corren: el pulso. Aun así, puedes llegar o no a empatizar con un protagonista bien interpretado por Pitt, pero es innegable que, durante sus más de dos horas, sale airosa en un aspecto que muchas pelis pretenden como productos de ese ocio apuntado: entretener.
Los hechos en los que se basa narran hasta qué punto el espectáculo de masas en el que se ha convertido el deporte de alta competición es, o no es, pasto de las matemáticas o de las estadísticas. Que cada uno lo aplique bajo su punto de vista a la industria del cine.

PARA: revisionadores de productos contrastados
ABSTENERSE: los que se desconcentren por no entender de beisbol

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