lunes, 27 de agosto de 2012

Brave

Cartelera:
Brave (2012), Mark Andrews y Brenda Chapman

Lo peludo de crear obras maestras de la talla de Toy Story, Cars, Wall·e o Buscando a Nemo (mi preferida) es mantener el listón tan alto. Pues resulta que los genios de Pixar lo habían conseguido durante más de una década. ¿Cómo? Creando reiteradamente (mérito descomunal) piezas mágicas de animación mediante la combinación de dos recursos marca de la casa: el dominio de una revolucionaria animación digital (la producción) y una deslumbrante imaginación para crear buenas historias (el guión).
Con semejante talento consolidado durante tanto tiempo uno acude a la sala de cine sin saber si está acompañando a su hija o si está siendo acompañado por ésta. Tras varios anuncios de próximos estrenos un imprevisto aperitivo que no hace sino confirmar (una vez más) todo lo mencionado. No lleguéis tarde porque os perderíais un exquisito corto del mismo Pixar llamado "La luna". Maravilloso cuento que sin necesidad de usar ninguna lengua de este planeta transmite un mensaje que entenderán todos sus habitantes.
Y nada más empezar la peli a la protagonista se le escapa una flecha que agujerea mi globo de ilusión y, sin ser yo consciente en ese momento, empieza a desinflar paulatinamente las expectativas ganadas a pulso por este equipo durante tanto tiempo.
La mejor manera que se me ocurre de criticar la peli es que la sociedad Disney-Pixar se ha balanceado peligrosamente hacia la primera. Es decir, se les ha caido uno de los dos pilares mencionados: en lugar de seguir confiando en su talento para crear historias genuinas han resucitado el obsoleto sello de Disney con un cuento tradicional propio del siglo pasado.
Por si esto fuera poco, eché en falta sobremanera otro de los elementos característicos de sus películas, y que acostumbraba a concentrar la mayoría del buen humor que destilaban: sus personajes secundarios. Lo que más se le acerca en este caso son los hermanos trillizos, que no consiguen ni de largo llenar ese vacío.
Ya hacen bien en acordarse de Steve Jobs en la dedicatoria final. Tampoco harían mal en invocar su espíritu para intentar recuperar su inspiración de cara a futuros proyectos. Ánimo.

PARA: Los rancios seguidores de las películas clásicas de Disney
ABSTENERSE: Los que se convirtieron en fans de la animación descubriendo Toy Story

domingo, 26 de agosto de 2012

La pesca del salmón en Yemen


La pesca del salmón en Yemen (2011), Lasse Hallström

Sea cual sea la tendencia del genero mayoritario de peliculas en cartelera, cada año tiene su cuota invariable de comedias romanticas. Algunas de estas pelis ni se molestan en recurrir a nuevas tramas y tiran de topicazos. No es el caso. El planteamiento de la peli, basada en una novela, es de lo más pintoresco: un árabe millonetis pretende crear en Yemen el ecosistema q permita la pesca del salmón, y por razones políticas, al reino unido le conviene perpetrar el milagro.
A partir de aquí nada nuevo. La originalidad no llega más allá del punto de partida. Presentados los personajes todo lo que sucede a partir de entonces es clásicamente hiperprevisible. Aun sin dejar de ser lo cursi que sería de prever tampoco llega a los extremos que en cocasiones alcanza este subgénero. Los momentos más agradables suelen coincidir con las conversaciones en las que interviene el peculiar inversor.
Lo dicho. Nada rompedor, pero también es verdad que el público de este tipo de productos no va al cine a que le sorprendan sino, todo lo contrario, a empalagarse por enésima vez con los devenires amorosos de sus protagonistas.
La química entre ellos no es mala. A Ewan McGregor ya lo hemos visto en ese papel y en muchos otros y a Emily Blunt la veremos aun más (en septiembre vuelve a estrenar).
A la que siempre es un placer ver y que, sin duda, es lo mejor de la peli es a una muy graciosa Kristin Scott Thomas en un papel que borda como jefa de prensa del premier britanico y que encaja muy bien en su reciente madurez.

PARA: los que siempre fichan con las comedias (romanticonas) del año
ABSTENERSE: obviamente quien ya haya visto las suficientes

sábado, 25 de agosto de 2012

Carlos

Carlos (2010), Olivier Assayas


Me encantaría saber los entresijos del proyecto que dio lugar a esta película, convertida también en miniserie para la TV. Luego expongo el por qué. Presentada en Cannes 2010, expone una versión de su etapa como terrorista del venezolano Ilich Ramírez Sánchez, conocido mundialmente como Carlos, y desde 1994 cumpliendo cadena perpetua en Francia.
Si hay una cosa clara acerca de la vida de este mediático delincuente es, precisamente, que no está clara. Personaje de una complejísima identidad, ha dado lugar a ríos de tinta, teorías, hipótesis y leyendas urbanas que no han hecho otra cosa que incrementar el misterio sobre sus años de activista contra el "imperialismo occidental". El periódico británico The Guardian lo bautizó con el nombre de Chacal, al encontrarse entre sus pertenencias un ejemplar de la novela de Frederick Forsyth. Y me va que ni pintada la anécdota, porque mientras veía la peli en Filmin ya pensaba en la enorme distancia que separa a ésta y al peliculón basado en dicho libro que firmó Fred Zinemann en 1973. Ya le gustaría al incomprensible director de este film - de trayectoria discreta y con titulos como Paris, je t'aime (2006) - acercarse a la otra, aunque el personaje y los hechos no tengan nada que ver.
Centrándonos en ésta, remarco mi decepción ante el resultado obtenido partiendo de un reto como el de retratar a semejante personaje. El principal motivo es que en ningún momento, entre sus más de dos horas y media de duración, se profundiza verdaderamente en él. Parece mentira pero es así. Ningún tipo de estilo sugerente. Hechos y sólo hechos. No digo que no sean interesantes, dado el clima político de guerra fría durante las décadas de los 70 y los 80. Pero, resulta inverosímil que un guión cinematográfico que aborde esta figura no intente descifrar (aunque sea con ilimitada licencia para la ficción) cómo nacen, crecen, se desarrollan y evolucionan los motivos y la personalidad del citado protagonista.
Un dato sobre el guión refleja esa falta de savoir faire para provocar un mayor interés en el espectador sobre éste prófugo francés. Por un lado, apenas hay escenas en las que el susodicho aparezca sólo, en actitud reflexiva, o que revelen su pensamiento. Por otro, tampoco las hay casi en las que él no aparezca y se genere, mediante conversaciones de los relacionados con él, ese halo especial alrededor del hombre que tenía en vilo a varios países.
Por seguir con el guión, decide con una aburrida originalidad describir los hechos cronológicamente. No tengo nada en contra ante tan lícito recurso, ni mucho menos, pero a falta de profundidad en el dibujo del personaje podría al menos haber jugado más con la narrativa, cuando la historia, las numerosas localizaciones y los diversos personajes le daban ingredientes de sobra para ello.
Me han gustado detalles como la caracterización del protagonista durante los más de 20 años que cubre de su vida, punto que raras veces se aborda como merece en el cine. Y también la fidelidad a las numerosas lenguas habladas por el protagonista en la versión original.
Como decía en la primera frase, y observando el conjunto, el sabor final que me deja es de que haya gato encerrado: un director inapropiado, un guión burdo, muchos hechos omitidos y poca profundización en el protagonista. En un mundo tan hiperpolitizado como en el que vivimos, no me extrañaría nada que algo raro hubiese en su propósito.
Como anécdota final la breve carta que el verdadero Carlos escribió, ya desde la cárcel, al actor venezolano que lo encarna en la peli: contiene más chicha que el propio film.

PARA: interesados en repasar algunos de los conflictos oriente-occidente de finales del s.XX
ABSTENERSE: los que adoran el cine por lo que sugiere en lugar de por lo que muestra



martes, 21 de agosto de 2012

El buen pastor

DVDteca:
El buen pastor (2006), Robert De Niro

El hecho de que un consumado (y casi consumido) actor como Robert De Niro se embarque en la dirección de un film no fue novedad. Ya lo hizo con Una historia del Bronx (1993) y con un muy digno resultado. Lo que me sorprendió fue que lo llevase a cabo con el registro escogido. Ignoro sus motivos. Lo que salta a la vista es que es una historia personal. Aquellas que se quieren contar porque a uno le apetece. El guión es del experimentado Eric Roth, que firma otros bastante parecidos a éste, unos mejores, como El dilema (1999), y otros no tan redondos, como Munich (2005), que guarda muchas similitudes con éste.
Pero insisto en que no acabo de entender el binomio que forman su director y la mencionada historia: la vida de uno de los edificadores de ese oscuro monstruo llamado C.I.A. Si a esto le añadimos una ambiciosa producción (basta con repasar el elenco de artistas que intervienen), y un metraje exagerado, el resultado huele a capricho.
Y lo de historia personal se hace evidente en el momento en que nos damos cuenta de que esta peli de espías, ambientada en su época de apogeo a mediados del siglo XX, no se abordará desde el ángulo habitual. En lugar de recurrir al imaginable género de thriller político, Robert se nos lanza a un drama intimista con el mencionado entorno como telón de fondo. Quizá le atraía indagar en las vidas de semejantes personajes, pero es evidente que el reto era mayúsculo si no pensaba aderezarlo convenientemente con un poquito más de tensión. La crisis de Cuba a principios de los 60 en la bahía de Cochinos es el enlace de una historia que nunca llega a atrapar.
Es inevitable compararla con la posterior El topo (2011). Y si tuviera que reducir a un sólo aspecto mi opinión sobre porqué creo que la cinta británica supera claramente a este intento de De Niro en la dirección, mencionaría el casting. Mientras en aquella todos están soberbiamente seleccionados y mejor interpretados (inolvidable Gary Oldman) en ésta no hay un sólo intérprete que empatice con este humilde espectador. Quizás sólo unos pocos, como John Turturro o Joe Pesci, aunque el de éste sea un papel de un minuto literalmente… y puede que también el propio personaje que se reserva el director, sólo un poco más extenso. El resto son todos caras bonitas del cine de hoy que no transmiten lo que deben. Empezando por un Matt Damon que hace lo que puede con este personaje sin alma por exigencias del guión y acabando con una Angelina Jolie que encaja en su papel como Miss Universo en un mercado de pescado. Claro que, todo sea dicho, el papel que le han escrito es tan inconsistente como vacío.
Con todo lo dicho, y siempre que dispongamos de más de dos horas y media de absoluta paz y tranquilidad, es un film que tampoco decepciona en su conjunto. Demasiados buenos ingredientes tenía en sus manos este reconocidísimo monaguillo, que no parece que pueda llegar a ser recordado como fraile (o pastor).

PARA: los siempre interesados en husmear en los entresijos del espionaje político
ABSTENERSE: los alérgicos a las películas que catalogan profesionalmente como "lentas"


viernes, 17 de agosto de 2012

Prometheus

Cartelera:
Prometheus (2012), Ridley Scott

En el cine casi existen tantos gustos como peliculas hay. Pero hay algo que nunca cambia en un espectador cuando se dispone a ver una película. Lo admita o no, es indudable que, de una u otra manera, se parte de una expectativa. Y lo que constituye un reto mayor hoy en día es, precisamente, cumplir esas expectativas. En esta ocasión estamos ante un blockbuster sonado, anunciado y muy esperado por todos los fans de este especialista en sus orígenes en ciencia ficción de la buena, autor además del anuncio más famoso de la historia, sobre el Apple Macintosh.
Pues lo que me ha ofrecido es precisamente lo que me "promethía". Ni más, ni menos. Según se mire, esto puede significar una un reconocimiento o una crítica. Cada uno deberá juzgarlo en base a sus expectativas, pero está claro que ha cumplido en lo "fácil" y decepcionado en lo difícil: una buena historia. Eso sí, haciendo un repaso a la trayectoria de este director (amado y odiado) nadie podrá decir que se ha salido de su guión en lo que a su evolución se refiere: producto 100% scottiano, incluyendo en el término a su hermano Tony.
En mi caso, no salí ni impactado ni decepcionado, lo cual implica que disfruté con lo que iba a buscar, pero que tampoco me llevé conmigo ni una sola sorpresita estimulante. Buscaba y encontré, un despliegue impresionante de efectos especiales. Durante toda la peli asistimos a un carrusel de imágenes digitales en 3D, tecnología, bichos, artefactos, escenarios y demás que apabullan los sentidos. Puede no gustarte la ciencia ficción, pero debe reconocerse que el conjunto constituye verdaderamente un espectáculo visual. Me habría encantado ver lo que Stanley Kubrick hubiese podido hacer con todo ello.
Y como suele ocurrirle al señor Scott, ahí se aparcan las expectativas. Está claro que Alien (1979) sólo habrá uno. Da igual que hayan precuelas o secuelas. Lo que hacen falta son escuelas ... de guión. ¿Por qué rompernos el coco ideando nuevas historias si podemos casi fusilarlas añadiéndole efectos deslumbrantes por ordenador? 33 años después, el patrón de la mencionada cinta referencia de la ciencia ficción, que firmó el propio Ridley, se hace demasiado evidente durante el visionado, aunque parta de situaciones y planteamientos diferentes.
Nadie se preocupa de diseñar buenos personajes. Cada uno tiene su función en la historia como si fuesen peones de una fábrica. Noomi es imposible que pueda ser Sigourney. La percha de la Weaver imponía y se amoldaba bien a la fuerza del personaje. Sí es destacable el trabajo de un soberbio Fassbender como androide. Pero el papel de Charlize Theron sirve de analogía al de la peli: espectacular por fuera y vacía por dentro.

PARA: disfrutadores del nuevo cine espectáculo con aroma de revival de los 80
ABSTENERSE: los que no encuentran alicientes cuando la producción prima sobre el guión